CINE ARGENTINO Y LA MARGINALIDAD-Pizza Birra Faso




Pizza, Birra y Afano


¿Existe en verdad la facilidad de encontrar entregadores para delinquir?

Sus caras, sus nombres y sus historias casi no aparecen en las páginas policiales. Ni siquiera en los expedientes. Como si fueran sombras o enigmas que nadie es capaz de resolver. Pero sin ellos, los entregadores, no podrían cometerse grandes robos.
En la pelicula Pizza birra faso, se puede ver la representación de la facilidad que hay para la delincuencia con entrega de personas. Ésto consiste en que los “entregadores” hacen arreglos con los delincuentes para quedarse con su parte del botín. Si bien ellos no roban pero son complices.

Ésta película argentina fué estrenada el 15 de enero de 1998, escrita y dirigida por Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano. Si bien fue realizada con muy bajo presupuesto, su calidad y sus premios conseguidos le dieron un gran impulso a la industria cinematográfica argentina.
El film fue un éxito total, considerado la obra maestra de Stagnaro, reflejando crudamente la situación decadente de la sociedad argentina comenzando a sufrir los efectos de la convertibilidad, con índices de desocupación, marginalidad y delincuencia crecientes en camino hacia la crisis de 2001. Utilizando un inédito lenguaje callejero y cotidiano, plagado de palabras del léxico de los ladrones, tuvo una excelente recepción de la crítica local y del público. 


En Pizza birra faso, la delincuencia con entrega de personas se puede ver en casi los 70 minutos de film. Desde el comienzo, cuando los personajes Córdoba y Pablo se suben a un taxi, secuestrando el vehículo con el conductor y el pasajero, hasta el último robo en el boliche bailable.
La película muestra la delincuencia desde la vista de los delincuentes.
Cuando termina la secuencia del robo, al pasajero lo dejan en mitad de la autopista, y siguen arriba del taxi hasta llegar a un terreno baldío con el conductor del auto. Al bajar de éste muestran cómo el conductor reta a los delincuentes por un tiro que se le escapó a uno de ellos en medio del robo.
Con facilidad se puede notar la entrega de la primer víctima.
A lo largo de la película se muestran distintos tipos de saqueos. Desde un pungueo a un señor en una fila para conseguir trabajo, hasta la entradera a un restaurante muy conocido de Buenos Aires.
En el robo del lugar para comer, hicieron un arreglo con una persona que les dio armas y un auto. En esa situación, al final del atraco, la persona que les dió todos los elementos para hacerlo les terminó haciendo una mala jugada a la banda de Córdoba, quedándose con más del porcentaje arreglado.
Volviendo al tema de la delincuencia con entrega de personas como se ve en esta película, podemos notar que en Un oso rojo, también hay marginalidad y delincuencia con entrega de personas. 
Un oso rojo es una película argentina estrenada el 3 de octubre de 2002, escrita y dirigida tambien por Israel Adrián Caetano. Protagonizada por Julio Chávez y Soledad Villamil.
El Oso es un ladrón peligroso, que vive con su esposa y su hija Alicia, de un año.
Resulta detenido y condenado a varios años de prisión, por haber participado en un asalto a mano armada donde mata a un policía. Al salir de la cárcel, se encuentra con que su esposa vive con su hija y con su nueva pareja, un obrero desocupado y adicto al juego.
El Oso entonces, adopta una conducta que le permite proteger a su hija, sin abandonar el mundo del delito.
En la película actúan también Enrique Liporace, como el dueño de la remisería que protege al Oso y le ofrece empleo al salir de la prisión, y el ilusionista René Lavand (el Turco), jefe de la banda para la que trabajaba el Oso, que le debe su parte del botín, y de quien este desconfía.
Éste film muestra cuando El Turco le propone un “trabajo” a El Oso diciendole que tiene la zona liberada y sabe cuantas personas hay adentro de la distribuidora.
Julio Chávez, sin saber lo que le tramaba el Turco, consiguió el auto que le pidió y un arma para defenderse, por las dudas.
Al final del robo el Oso se da cuenta de que no le habian “liberado la zona” del todo y que habia tambien un personal de seguridad dentro del local.
Esto me hace recordar al famoso caso sucedido en Ramallo en 1999.
“EL POLICIA QUE FUE ENTREGADOR” decía en la tapa de La Nacion.
La noticia cuenta que en la planificación del robo de la sucursal Villa Ramallo del Banco Nación y en su desenlace trágico hay un nombre que aparece con insistencia: es el de un sargento de la policía bonaerense, que presta servicios en San Nicolás, sospechado de haber dado información a los ladrones y que, a su vez, participó en el operativo donde, supuestamente, se intentaba capturarlos y rescatar a los rehenes con vida. "Fue como poner al lobo a cuidar a las ovejas", sintetizó uno de los pesquisas de la causa.
Hoy en día se puede ver y escuchar en las noticias que siguen habiendo robos con entrega de personas y zonas liberadas con ayuda de complices que no llegan a ser delincuentes pero pertencen al acto.

Ésto nos muestra que siempre va a haber gente que quieren mandar a cualquier individuo o grupo que está escaso de trabajo a hacer “trabajos” ilegales; Zonas liberadas, entrega de personas, y muchas maneras más de conseguir plata facil solo dando datos.
Los entregadores pueden estar en cualquier parte, al lado tuyo, viviendo con vos, primo de un amigo, o llevandote en un taxi.


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